"Delacroix (Eugéne) pertenecía a la estirpe de grandes revolucionarios del país de las revoluciones. Hombre de compleja personalidad, los objetos de su interés eran múltples y diversos, y en sus hermosos diarios da a aentender que no le hubiera complacido ser encasillado como fanático rebelde. Si se le adjudcó este papel fue porque no podía aceptar las normas de la Academia. Deklacroix no soportótoda aquella teatralidad acerca de los griegos y romanos, con su insistencia respecto a la corrección en el dibujo y la constante imitación de las estatuas clásicas. Considero que, en la pintura, el color era mucho mas importante que el dibujo, y la imaginación que la inteligencia. ... Delacroix sacó de quicio a los coleccionistas, prefiriendo a los venecianos y a Rubens. Estaba cansado de los temas cultos de la academia."
Texto citado de:
Gombrich, Ernst H. Historia del Arte. Alianza Editorial, S.A., 1ª Edición 1972. Madrid, España, pp.426 (Traducción: Rafael Santos Torroella)
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