Declaración pública
de un deseo insensato de querer cocinar. Cocinar a un ser querido, un hijo que
aún no llega y que al parecer jamás llegará (y espero equivocarme). Porque para
un hijo se necesitan dos, y no hay uno ni dos queriendo uno, o queriendo que sean dos. De repente (y parece que siempre) se toman heavy decisiones sin tener todos los antecedentes,
sin pensar con la cabeza. Y lo peor es que esas decisiones parecen ser lindas,
y me hacían feliz.
Entre más cuesta
meterse en las historias, más cuesta salirse. Esas historias …..
Quería seguir
escribiendo de las ganas que tengo de hacer porotitos con tarallines pero leí
la entrada anterior.
Fin.