miércoles, 9 de junio de 2010

cosas




Dejando un poco de lado al colibrí (que por cierto, me tiene muy alucinada)…

Me doy cuenta de algo que me pasa muy a menudo cuando estoy exponiendo una idea, y no me refiero a algo dentro del aula de clases, si no en todo tipo de experiencias.

Se que tengo serios problemas de concentración, pero últimamente cuando me encuentro frente a un grupo, exponiendo alguna idea, comienzo a hablar y hablar cosas coherentes y que transmiten mi idea inicial con la mayor claridad posible dentro de mis habilidades mentales, pero pensando en un sin fin de cosas que nada tienen que ver con aquel tema.

No se si es posible que dentro de la mente se pueda producir esta doble tarea, una suerte de desdoblamiento que en conciencia absoluta que aquellas dos ideas es imposible de concordar.

Porque si en aquel momento estuviera en cuenta que puedo exponer completamente un tema y paralelamente pensar en otro, no sería posible ejecutarlo.

No puede dejar de llamar mi atención el extraño y “libre” comportamiento que tiene el cerebro humano, y también esta doble partida de ser libre y en otras ocasiones limitarse a lo expuesto por la cultura, familia, sociedad, realidad, metafísica o hasta lo que designa independientemente el corazón. Como aquella vez (hace poco más de una semana) en que Loreto Plaza me preguntó si era necesario. Si todo eso (que acabó un día después de esa pregunta) valía la pena. Y respondí sin dudarlo un segundo que sí, valía la pena, cosa que aun mantengo.