Ya no pintaba Santiago.
Dejé de lado el azul cobalto para cambiarlo por el amarillo limón y algo de ocre.
Dejé de pensar en conejos, y comencé a alucinar con chinitas.
Dejé de añorar el pasado y sueños infundados, vacíos de cariño y sinceridad.
Solo quise disfrutar el presente y....
Y volver a vivir.
Los días de retiro espiritual sirvieron para darme cuenta de la historia que había quedado atrás. Las largas conversaciones con Carolina se hacían cada vez más lejana. Y la vampiro, aquel personaje que solo disfrutaba del dolor ajeno, pero en el fondo vaciaba su sufrimiento en almas despiadadas que solo jugaban con ella (o así por lo menos lo quería ver), se encontraba descansando con aquellos disquetes que guardaban la primera novela de una romántica cuyos inicios fue la literatura y que llevaba un tiempo ya tratando con la pintura, que siente que mal no le ha ido, pero esta con la esperanza de segur creciendo, en busca de sus sueñ
os.Buscando liberarse, contar con futuras líneas independientes de cuentos, fabulas o novelas rosas.
Y sigue pensando, además, en pintar gatos sobre tejados, noches estrelladas, vísceras que se revolucionan de solo recordar.
Recordar cuanto te extraño. Y cuanto te quiero.
Ahora que no tengo miedo.
Te quiero.

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