
Esos sabores que traen recuerdos.
Sabor a verano que rosa lijeramente tu boca pero marca profundamente el paso por tu cuerpo, hasta alojarse en el estomago y recordarte sensaciones, olores y sabores dulcente delicados y de textura condensada.
Hasta que saboreas nueva y lentamente tus labios, aun rojos.

Caminar por historias marcadas en la arena, y al cerrar los ojos para soñar con un futuro alejado de la sal y las frutillas, aparece tu recuerdo, vívido.
Acechando desde la oscuridad de las imagenes no resueltas para remover el sabor de la dulce arena ya mezclada y compacta en el registro del presente.
Del pasado que no quiere verse como tal y no deja un alma en paz cuando lo unico que procuran en descansar y disfrutar de las nuevas aventuras, de pasajes aledaños a los sabores de tu voz.
Camilar por las frutillas, las manzañas, las piñas, los eucaliptus y hierbas de matico para cicatrizar y de menta disfrutar.
Y dormir con fragancias a melisa, para tranquilizar la espera y recobrar la belleza un tanto perdida por el tiempo y las palabras que calaron ondo en el registro de la mente alborotada por los desencantos, y el olvido de aquellos dulces sabores.
Sabores a frutillas, y a ti.

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